Un poco de historia
"Y díjole Di-s a Abraham: Sabe, pues, que peregrina será
tu descendencia en la tierra extraña, y los esclavizarán,
y serán afligidos cuatrocientos años" (Génesis 15:13).
"... Los cuatrocientos años de exilio y aflicción comenzaron
con el nacimiento de Itzjak. Cuando llegó a los sesenta años de edad,
nació su hijo Yaacob, y a la edad de 130 años, vino Yaacob a Egipto,
lo cual suma 190 aņos. En Egipto, los hijos de Israel estuvieron 210 aņos, lo cual
suma 400 años en total..." (Rashi).
La historia de Pésaj comienza con el pacto Divino con Abraham, en el que,
tras anunciarle el futuro de su descendencia "que no podrá ser contada
como las estrellas del firmamento y la arena de los mares", le advierte sobre
la esclavitud que sufrirán sus hijos en la tierra extraña.
El primer eslabón de esta esclavitud lo comienza Yosef cuya vida,
desde la niñez hasta su muerte como virrey de Egipto, se distingue por la
clara intervención Divina.
210 años tras la llegada de Yaacob y sus hijos a Egipto, se multiplica
el pueblo de Israel de 70 almas a varios millones, pero tal como se cumplió
la primera parte de la promesa Divina, también se cumplió
la desgracia: Después de la muerte de Yosef, el Faraón olvidó
todo lo que Yosef hizo en su favor, y por miedo a que el pueblo de Israel
se sublevara en momentos de guerra y se uniera al enemigo, decidió
esclavizar a todos los hebreos.
El sufrimiento bajo la esclavitud se hizo insoportable,
y el pueblo imploró a Di-s por su liberación, y aunque en
gran parte se encontraba asimilado a las costumbres y creencias paganas,
Di-s decidió escuchar las súplicas de sus hijos y cumplir
con la promesa de Abraham: "Y también saldrán con
riquezas, y en sus opresores haré justicia", en pago a
que los hijos de Israel mantuvieron las vestimentas, los nombres, y la
lengua de sus padres, lo que impidió la asimilación total
a la cultura egipcia.
Con la negativa del Faraón de permitir la salida
del pueblo de Israel de Egipto bajo la excusa de: "No conozco
al Di-s de Israel y no lo dejaré salir", Di-s castiga
al Faraón y a su pueblo con las diez plagas, para demostrar al
mundo quién reina sobre la tierra.
Luego de la última plaga -la muerte de los primogénitos-
en la que los egipcios sintieron el castigo Divino en su máximo
rigor (pues no hubo casa egipcia en que no hubiera primogénito
muerto), el Faraón reconoció la necesidad de la salida del
pueblo de Israel y, justo en la medianoche enmarcada por el 14 y el 15
de Nisán del año 2448 después de la Creación,
Moshé condujo al pueblo hacia el Mar Rojo, en camino hacia el Monte
Sinaí para recibir la Torá de la boca de Di-s.
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